Se trata de un constructo psicológico que se manifiesta principalmente en las relaciones de pareja. Estas relaciones se caracterizan por ser inestables, destructivas y marcadas por un fuerte desequilibrio, donde el dependiente se somete, idealiza y magnifica al otro. Pese al malestar y al sufrimiento que la relación les causa se sienten incapaces de dejarla. Tienen intenso miedo a la soledad y pánico a la ruptura, por lo que cuando esta se produce conduce a la vivencia de un auténtico síndrome de abstinencia: intensos deseos de retomar la relación pese a lo dolorosa que esta haya sido, pensamientos obsesivos, y síntomas de ansiedad y depresión, los cuales desaparecen de forma inmediata en caso de reanudarse la relación o comenzar una nueva que sustituya la anterior.
Características clínicas
Fases de la Dependencia Emocional
Las diferentes fases en sus relaciones transcurren desde la ilusión y entusiasmo desmedido del inicio de la relación, a la sumisión con tal de evitar la ruptura, y el posterior deterioro de la relación debido al desequilibrio entre ambos miembros de la pareja, llegando en ocasiones a la ruptura (generalmente a iniciativa de su pareja), iniciándose de nuevo estas fases en cuanto encuentran una nueva persona que se adapte al perfil que necesitan (y mientras tanto mantienen una o varias relaciones intrascendentes que les sirven para evitar la soledad).
Perfil habitual de la pareja de los dependientes emocionales
El perfil de la persona a la que se vinculan afectivamente los dependientes emocionales es una persona que se sobrevalora a sí misma y con cierto encanto personal, que se muestra fría, distante y con escaso interés hacia su pareja, hacia la que adopta una posición de superioridad, en parte en base al miedo de ésta a la ruptura que no duda en utilizar en su propio beneficio. En definitiva, suelen ser personas narcisistas.
Incidencia y prevalencia
Algunos estudios establecen su incidencia entre la población en el 10%, mostrando más prevalencia entre el sexo femenino.
Características diferenciadoras entre normalidad y patología
Sin embargo, la dependencia emocional no siempre es patológica, en ocasiones puede adquirir una dimensión normal, saludable e incluso necesaria en la vida en pareja. Tampoco tiene porqué ocurrir sistemáticamente en todas las relaciones de pareja, sino que en algunas personas se da en el contexto de una única pareja en concreto, y no con el resto de las parejas a lo largo de su vida. Otros dependientes emocionales necesitan a su lado personas con problemas, a las que necesitan ayudar, asumiendo sus problemas como suyos y responsabilizándose de su resolución, anteponiendo los cuidados del otro a sus propias necesidades, y pasando a desempeñar el rol de salvadores de su pareja.
Tratamiento psicológico
Clínicamente, la dependencia emocional puede constituir un grave problema emocional, que requiere de la necesaria atención psicológica. Los dependientes emocionales deben aprender a superar el síndrome de abstinencia y su miedo a estar solos y a la ruptura de sus relaciones de pareja, deben aprender a aumentar su autoestima y a dejar de supeditarla a su excesiva necesidad de sentirse queridos, y no solo en el ámbito de la pareja.
El análisis psicológico en profundidad del funcionamiento de su adicción al amor permitirá establecer la psicoterapia de elección a seguir para cada caso concreto, aunque existen unas síntomas comunes a la mayoría de dependientes emocionales cuyo tratamiento psicológico ya se ha visto consolidado en base a su alta eficacia terapéutica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario